La iniciativa “Somos Comunidad” tiene por objetivo compartir experiencias, reflexiones, relatos, anécdotas de los integrantes de la comunidad de la Universidad Católica de Temuco durante este periodo de pandemia, ya sea en el ámbito laboral, familiar, personal, material o espiritual. Lo anterior, con el propósito de compartir alegrías, esperanzas y optimismo rescatando los buenos momentos del confinamiento y también, aquellos no tan buenos.
Estas vivencias serán el testimonio de lo vivido como comunidad en esta Pandemia por el Covid-19. En una primera instancia, estas vivencias se recepcionarán en una plataforma y luego serán plasmadas en un libro digital, que se compartirá a través de los medios institucionales.
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Soy persona de ALTO RIESGO, pero autovalente. Tengo una enfermedad rara, que aun cuando sea joven y tenga la necesidad de ver a mi familia, mis amigos, me he privado de salir (desde marzo) de mi casa. Pero, a pesar de estar encerrada y trabajar cada día en mi salud mental, distrayéndome con mis responsabilidades laborales u otras que me busco hacer a partir de mis decisiones de ocio y tiempo libre, no saldré, porque como dije, soy de ALTO RIESGO, y debido a mi condición he visto la muerte desde cerca y no quiero volver a encontrarme con ella sólo por ser irresponsable. De todas maneras, desde mi ventana he visto transitar a personas sin mascarillas, mientras hacen la rutina diaria de salir a correr para quizás cumplir los desafíos de sus dispositivos electrónicos. También en redes sociales, a personas viajando a reunirse con otras, celebrando aniversarios o cumpleaños multitudinarios o simplemente, en estos tiempos, saliendo a la calle a repartir publicidad referente al proceso que nuestro país está viviendo pese a que podemos contar con ella dos veces a diario en la franja política. No ven aquel cartel invisible que hay actualmente que dice: “ALTO, RIESGO”, que les advierte de que hoy nuestra única responsabilidad y el llamado que nos debemos hacer a nosotros mismos es al autocuidado. A no salir cuando no es necesario, a extrañar a nuestros vínculos cercanos y obligarnos a llamarlos telefónicamente o por video, porque así se disminuye la brecha de contacto físico, pero no la del corazón. ¿No captan que para algunos la coma hace la diferencia? Soy persona de alto riesgo, entre ambas palabras no hay ninguna coma que le brinde una entonación diferente, pero detrás hay un mundo de advertencias de no querer volver a vivir situaciones que ya he experimentado porque lidio día a día con una enfermedad. Eso me ayuda a saber cómo, cuándo y dónde debo asumir un riesgo, pero que, ante todo, debo cuidarme, ya que las consecuencias de mis arrebatos pueden ser peores que vivir el momento. Hacerlo por mí, por mi familia y mis amigos, para no verlos enfrentados nuevamente al dolor de una posible pérdida o la constante preocupación de un futuro lleno de incertidumbre. Si el llamado es a que personas de alto riesgo no salgan, porque contagiarse del virus que anda suelto y sin control, implica que a la condición base se le suma otra enfermedad que gatillaría en aumento de los síntomas que ya tiene tu cuerpo, es mejor hacer caso. Entonces, qué importante es que aquellos que no tienen la etiqueta “Persona de ALTO RIESGO”, den una lectura diferente a esa misma expresión, una que puede ser algo así: “Persona: ALTO, RIESGO”. Riesgo de sumarle a tu vida una enfermedad sólo por haber estado en el lugar y momento equivocado, pudiendo haberlo evitado. Por ello, hay que agregar la coma y que así, haga la diferencia, para todos y todas. Nicole A. Cádiz M.
Suena la alarma recordando a Valentina que un largo día de clases ha comenzado. Poco a poco, entre bostezos y suspiros de ansiedad, Valentina enciende el computador rogando que la conexión a Internet le permita al menos escuchar lo esencial para poder participar de la clase. Afortunadamente, en ese momento la conexión funcionó de maravilla. De un segundo a otro, la joven se teletransporta desde su habitación hacia la sala de clases virtual e instantáneamente, una sensación extraña y desconocida la envuelve, producto de una fusión entre dos mundos muy distintos, situado en una dimensión paralela, una dimensión que desnuda y abriga al mismo tiempo. Ella se encuentra sentada en su cama, mirando la pantalla, un tanto perdida en ese mundo irreal, mientras la profesora transmite e interactúa, haciendo su mejor esfuerzo por motivar a cada uno de sus estudiantes. Mientras Valentina escucha atentamente la clase de Inglés, el místico entusiasmo de la profesora menguaba un poco las lágrimas pandémicas y llenaba de esperanza a quienes escuchaban su enérgica e inspiradora clase online. Culminando la clase, Valentina se teletransporta nuevamente de manera casi instantánea a su cómoda y singular habitación.
Podemos ser diferentes, podemos ser con gustos opuestos pero solamente Dios sabe, de la manera que los adoro. Somos cuatro frutos de un amor incomparable, cuatro vidas que llenaron de alegría, la vida de nuestros padres. La música y la pintura, es arte que tiene vida, que escribe cada día la historia de nuestros días. Ver su sonrisa, me mantiene viva ver su carita, me complace de alegria pero ver que nunca se rinden, me enorgullese ser su hija. Tengo mil sueños para luchar por ustedes, mil planes para compartirlos a su lado, mil recuerdos para reírnos juntos, pero solo una vida para vivir con ustedes.
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